top of page
Buscar

Bienvenidos a una nueva era

Actualizado: 12 ago

Hay momentos en la vida en el que no sabes ni qué estás haciendo, ni qué estás haciendo bien, ni si estás en buen camino.


Supongo que es una cuestión que al mundo le da igual, pero a uno mismo no tanto. Es decir, estamos aquí por un propósito. O eso dicen la mayoría de gurús hoy en día. sin embargo, no hay propósito, o visto desde otro punto, el propósito es encontrar el propósito.


¿Qué quiere decir esto? Realmente da igual a lo que te quieras dedicar; medicina, astronomía, geografía, salud... Siempre que dejes libertad a tu curiosidad, encontrarás campos y temas muy interesantes que muevan algo dentro de tí para indagar más en esos temas. Y e ahí la cuestión, desde un punto de vista personal y nada objetivo, creo que debemos encontrar ese tema, o medio, que poder colgar en la pared de nuestra habitación para recordarnos todos los días que hemos decidido avanzar hacia ese pequeño universo.


En mi caso, desde muy pequeño me interesó el mundo del arte. Pocas veces tuve una cámara en mis manos, y pocas veces entendía lo que significaba. Normalmente me entretenía y encontraba el estado de flow en los lienzos y las pinturas al óleo, acuarelas e incluso lápices de colores. Tuve algún intento (en contra de mi voluntad) dentro del deporte. Obviamente en mi colegio solo se jugaba a fútbol, y todo lo demás era de raritos. Y a mí no me interesaba nada (a día de hoy pienso que además de mi torpeza, no me agradaba el ambiente en ese deporte). Otro de los hobbies más practicados cuando era más joven, fue inventarme historias: escribirlas, diseñar universos, personajes. Absolutamente todo. Con el tiempo, la pintura y la escritura se fueron encontrando, hasta que llegué a la universidad. Dispuesto a comerme el mundo. Me compré una cámara. Y sin verlo venir, pero siendo totalmente esperado, nació en mí un hambre voraz en hacer "cine". Por lo menos en grabar videos.


Sin embargo, la universidad no fue para nada lo que me esperaba. Esas ganas de comerme el sector audiovisual fueron desapareciendo a medida que los profesores alimentaban un monstruo con apuntes arcaicos, tardes y noches rodeado de teorías de la comunicación que no llegaban a ninguna parte, y una exagerada cantidad de trabajos de investigación que impedían usar la cámara o al menos escribir un simple guion. Y así fue, esa llama se fue apagando.


Dejé la universidad a la puertas de la línea de meta. Solo me quedaba el TFG, y me fui antes de presentar el TFG.


Tanto tiempo dedicado a algo que profesionalmente podría significar un futuro con propósito, acabo a la puertas de la nada. Así que tocaba ponerse a trabajar sin un título universitario. Trabajé en hostelería, tanto en las fatídicas cocinas, como en las pesadas salas sirviendo a todo tipo de persona. Me harté y trabajé en un call center, y fue ahí donde vi cómo mi vida se estaba echando a perder por haber abandonado un propósito que me perseguía. Ya no estaba contado historias. No lo estaba ni intentando.


Con todo aquello vivido, y sintiendo apatía por mis intereses, por mis pasiones, por absolutamente todo lo que me hacía mínimamente feliz, ¿Qué podía hacer? (hay que tener en cuenta que después de la universidad y un máster que prefiero no recordar, pasaron varios años en los que el audiovisual era un vestigio).


Dejé el call center. Sentí cómo tocaba fondo cuando me iba a dormir y pensaba "¿Y mañana más? ¿Lo mismo?". Tantas horas de sueño desaprovechadas en esos pensamientos. ¿Cómo me dí cuenta que tenía que dejar de trabajar ahí? No es el momento de contarlo, pero me hice autónomo y decidí que me demostraría todos los días lo que soy capaz de hacer.


Y aquí estoy. Acabo de cumplir recientemente un año como autónomo, y aunque no ha sido un camino fácil, ni estoy donde me gustaría estar, he conseguido que haber dejado ese call center y seguir mi propósito, esté llevándome a lugares y proyectos que nunca hubiese imaginado.

 
 
 

Comentarios


bottom of page